Cada año millones de familias se reúnen en todo el país para celebrar las fiestas navideñas, un período que, por su importancia en muchas culturas, es vivido como algo especial incluso entre gente que ni siquiera es cristiana o creyente. No cabe duda de que la navidad ha trascendido más allá del ámbito religioso, y esto es debido a una serie de inercias sociales que generan expectativas, costumbres, e incluso una iconografía ligada a estas fechas. En definitiva, aparecen ciertos mecanismos psicosociales que nos llevan a experimentar la navidad lo queramos o no; hasta quienes dicen no darle importancia se ven forzados a “posicionarse” ante ella.
Este conjunto de formas de presión social y de expectativas hacen que pueda surgir un contexto en el que personas especialmente dadas a tener conflictos entre ellas se reúnan y participen en eventos especiales, sobre todo en el contexto de la familia extendida. Del mismo modo, el hecho de que situaciones como las cenas navideñas conlleven una cierta organización y esfuerzo por involucrarse y cooperar puede hacer que al estrés se le añada la frustración por ver que los demás no colaboran como deberían.
En definitiva, es relativamente común que en las fiestas navideñas ocurra una paradoja: por un lado, se espera de estos días un clima de entendimiento mutuo y apoyo entre seres queridos, y por otro lado aparecen motivos para preocuparse por si surgirán discusiones y conflictos que rompan totalmente esa pretensión de conectar afectivamente con los demás. Afortunadamente, hay algunas estrategias que podemos aplicar para evitar estos problemas; en este artículo hablaremos acerca de cómo prevenir los conflictos en las fiestas navideñas.
Las claves para evitar los conflictos en las fiestas de navidad
Si convives con una familia que habitualmente tiene este tipo de problemas, sigue leyendo; a continuación, encontrarás consejos y trucos prácticos que podemos usar en las fiestas navideñas para prevenir la aparición de esas fricciones que pueden surgir sobre todo en las reuniones con la familia extendida.
- Garantizar el consenso sobre aspectos importantes
Asegurarnos de que existe consenso real sobre dónde y cómo encontrarnos con todos los miembros de la familia es el primer paso para organizar una reunión navideña en la que todos los participantes estén a gusto y satisfechos con los planes.
Solicitar la opinión de toda la familia para establecer cuestiones importantes como por ejemplo dónde se celebrará la comida o la cena navideña es la mejor manera para que cada miembro de la familia se sienta integrado en el grupo y vea que su opinión es importante. Además, genera compromiso, y es un primer paso para que todos se impliquen y tengan el deseo de que todo vaya bien, al ser parte de ello.
Para lograr este objetivo debemos tener en cuenta las posibilidades que tiene cada familiar de desplazarse o cuáles viven más lejos de la ciudad y tienen más dificultades para adaptarse al plan acordado.
A la hora de decidir dónde se celebra el evento (si se celebra en una casa o, por el contrario, en un restaurante) debemos tener en cuenta si alguien se ofrece voluntariamente a prestar su casa, de lo contrario nunca debe presionar a nadie a hacerlo ni dar por supuesto que será así.
- Repartir justamente los gastos
Organizar un reparto equitativo de todos los gastos derivados de cada celebración nos asegurará que ningún familiar tenga que gastar significativamente más dinero que el resto y no se produzcan conflictos de ningún tipo por agravios comparativos reales o imaginados.
Para asegurar este objetivo es recomendable establecer previamente un presupuesto de todos los gastos derivados de cada una de las cenas, comidas y celebraciones navideñas de todo tipo y dividir los gastos entre el número total de participantes.
Existen casos en los que algún familiar puede ofrecerse a pagar de más por el motivo que sea, lo importante es asegurar que se trata de un ofrecimiento voluntario, que no es una suma muy superior a la que ofrecen los demás (para no alienar al resto de participantes) y que todo el mundo accede a cumplir el presupuesto acordado.
- Conocer previamente los temas polémicos
Algunos de los temas que se tratan en las reuniones familiares pueden acabar dando lugar a discusiones acaloradas, es por eso que debemos tener en cuenta cuáles son para derivar las conversaciones hacia otros temas si en un momento dado se llega a ellos casi sin pretenderlo o debido a malentendidos.
Teniendo de antemano una breve lista mental de los temas que pueden ocasionar más conflicto, podremos prevenir con mayor facilidad todo tipo de discusiones innecesarias durante las celebraciones familiares. Y por cierto, si algún miembro de la familia no se siente cómodo compartiendo determinada información con el resto, no hay que presionarlo para que lo dé a conocer en este tipo de encuentros, por mucho que pueda parecer “práctico” aprovecharlos para ello.
- Ayudar a los padres y madres
Los padres y madres con hijos pequeños suelen tener un gran trabajo a la hora de cuidar de sus hijos en medio de reuniones familiares, es por eso que debemos ofrecerles nuestra ayuda en todo lo que puedan necesitar para que todo el mundo pase un día agradable y relajado.
La mayoría de padres saben que combinar estos encuentros familiares con el cuidado de los pequeños les puede resultar complicado y generarles estrés, por lo que es importante que se sientan apoyados. Y por supuesto, hay que evitar los planes que les hagan sentirse excluidos o apartados (por ejemplo, una cena en un restaurante o evento en el que no se aceptan los niños pequeños).
Para asegurar que el trabajo se reparte entre todo el mundo podemos organizar el apoyo a los padres por turnos, haciendo que cada familiar se ocupe de los niños durante un rato para que los padres descansen o bien contratar a alguien para que se ocupe del cuidado de los niños durante la jornada.
- No forzar las reconciliaciones
En algunas familias existen enfrentamientos o discusiones que se alargan en el tiempo a través de los años, entre otras cosas porque esas personas raramente se ven. En el caso de que dos o más personas no se lleven bien por el motivo que sea, es importante que sean ellos quienes controlen los tiempos de la reconciliación en caso de que esta ocurra, y que estén dispuestos a ello. Una vez más, se trata de no asumir cosas por el simple hecho de que es navidad y todos estáis reunidos.
Además, hay que evitar forzarlos a hablar entre ellos o hacer actividades en las que tengan que cooperar específicamente esas personas únicamente, ya que una reconciliación verdadera únicamente será posible de manera natural y no forzada.
- Asignar los asientos de manera estratégica
Para prevenir cualquier tipo de conflicto durante, cenas, comidas y veladas de toda clase, también es recomendable asignar los asientos en los que se sentará cada comensal a conciencia, procurando no sentar cerca a aquellos familiares que se llevan peor o que no tengan prácticamente nada en común y se puedan ver desplazados si están lejos de aquellas personas con las que tienen más afinidad.
- Repartir el trabajo
Repartir equitativamente el trabajo es una de las medidas más importantes para evitar que una persona o grupo de personas tengan que hacer todas las tareas durante las comidas o cenas familiares.
Esta repartición debe hacerse para que todo el mundo colabore y participe en todas las tareas y responsabilidades a las que hay que hacer frente: desde cocinar y preparar la comida, hasta servir los platos, retirarlos y lavarlos.
Este aspecto debe convertirse en un hábito integrado en todas las celebraciones familiares y puede lograrse mediante el establecimiento de turnos escritos a mano o por ordenador en el que se refleje el trabajo de cada participante.